Saturday, November 18, 2006

Burbujas. Ojos. Burbujas

Huele bien. A penas existe la luz que las velas dejan al vuelo. El agua empieza a estar mas fría, pero no mas fría que los hombros mojados fuera de su alcance. Suena música de fondo. Nils Petter Molvaer. Después de mojarte el pelo y haber jugado a las peluquerías abstractas tienes un aspecto diferente. Se te ve más la cara y tienes los pelos de punta en mechones gruesos, negros, muy negros. Pareces un duende acuático. Con la luz de las velas eres un duende acuático. Me miras seria, te miro todo lo seria que puedo. No sé qué pienso, no sé qué hago, porque me acabo de encontrar un duende y sólo puedo sumergirme en ese instante alargado en el tiempo. Hasta que de tanto fijar la mirada todo empieza a estar cada vez más oscuro. Hasta que casi no veo. Es raro, porque me asusta que por hacer eso me quede ciega, pero me gusta hacerlo cada vez que te tengo delante, entre burbujas, frente a ojos, sobre agua, con velas, desde la piel hasta cuando quiera.


Después parpadeamos. Sonreímos. Sigues siendo tú. Siempre lo eres. Siempre tú, una misma tú en diferentes situaciones. Una misma situación en diferentes tus. Y un trago más de esa botella de vino con la etiqueta mojada.